Asesinato de dos funcionarios en la CDMX: ¿Crimen de Estado?

El pasado 20 de mayo de 2025, la Ciudad de México fue escenario de un crimen que ha conmocionado a la clase política y a la ciudadanía en general. Ximena Guzmán y José Muñoz, funcionarios cercanos a la jefa de Gobierno, Clara Brugada, fueron asesinados a plena luz del día en la colonia Moderna, alcaldía Benito Juárez.

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5/21/20252 min read

¿Qué ocurrió?

De acuerdo con los reportes, Guzmán (secretaria particular de Brugada) y Muñoz (asesor gubernamental) fueron atacados a tiros mientras transitaban sobre Calzada de Tlalpan, esquina con la calle Napoleón. Un hombre armado se acercó a ellos, disparó sin mediar palabra y huyó a pie, según captaron las cámaras de vigilancia cercanas.

El ataque fue directo, planificado y preciso, lo que ha generado múltiples teorías sobre los motivos detrás del crimen.

¿Crimen de Estado?

El senador Ricardo Anaya, del Partido Acción Nacional (PAN), calificó el hecho como un posible “crimen de Estado”. Según el legislador, el alto perfil de las víctimas y la forma en que ocurrió el atentado ameritan una investigación profunda y transparente que descarte cualquier vínculo político o complicidad institucional.

Hasta el momento, ni la fiscalía general de Justicia de la Ciudad de México ni la Secretaría de Seguridad Ciudadana han confirmado esa hipótesis. Sin embargo, ambos entes ya iniciaron una investigación y se encuentran revisando grabaciones de videovigilancia para identificar al responsable.

Reacciones oficiales

La presidenta Claudia Sheinbaum expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y aseguró que el gobierno federal apoyará en todo lo necesario para esclarecer los hechos. Por su parte, Clara Brugada, visiblemente afectada, lamentó la pérdida de dos personas a las que calificó como “leales, comprometidas e incansables”.

No obstante, esta tragedia vuelve a poner en tela de juicio la efectividad de las políticas de seguridad implementadas por el actual gobierno federal y capitalino. La violencia en la capital ha escalado en zonas que antes se consideraban seguras, y los homicidios de alto perfil parecen ser cada vez más frecuentes.

¿Nos debemos acostumbrar a vivir con la inseguridad de las calles?

El asesinato de dos funcionarios de alto nivel, en una de las avenidas más transitadas de la ciudad, evidencia el debilitamiento del aparato de seguridad y la falta de inteligencia para prevenir este tipo de crímenes. La respuesta oficial, aunque inmediata en términos discursivos, carece de acciones contundentes que brinden tranquilidad a la ciudadanía.

La presidenta Sheinbaum, quien ha defendido su estrategia de seguridad basada en el “abrazos, no balazos” heredado de la administración anterior, enfrenta ahora una realidad que contradice esa narrativa. En lugar de endurecer las políticas contra el crimen organizado, el gobierno ha apostado por un discurso de control que se ve rebasado por los hechos.

La ciudadanía exige algo más que condolencias: exige resultados, protección y justicia, no abrazar a los delincuentes.